El matrimonio es una institución divina, establecida por Dios en la creación, no como una mera convivencia humana, sino como un pacto sagrado y exclusivo entre un hombre y una mujer. Este pacto refleja la relación entre Cristo y Su iglesia, y tiene un propósito espiritual profundo: glorificar a Dios mediante la unidad, el amor sacrificial y la fidelidad mutua.
Más allá del marco legal o cultural, el matrimonio cristiano es un llamado a vivir el evangelio en el contexto más íntimo de la vida humana.
Desde el principio, Dios creó al hombre y a la mujer para complementarse mutuamente y unirse en un solo cuerpo. El matrimonio, como unión permanente, no es invención social, sino reflejo de la relación entre Cristo y Su iglesia, caracterizada por amor, entrega, cuidado y fidelidad.
Esta relación enseña y moldea a los cónyuges en el perdón, la gracia y la santificación diaria.
📖 Génesis 2:24; Efesios 5:22–33; Mateo 19:4–6; Malaquías 2:14–16
El matrimonio es un compromiso público y espiritual, entre un hombre y una mujer, que no debe ser roto sino por causa de pecado grave y probado. Es exclusivo (una sola pareja), complementario (varón y mujer, con roles distintos pero iguales en valor), y permanente (hasta la muerte). Su base es el amor de pacto, no la emoción pasajera.
Este amor se expresa en sacrificio, entrega y sumisión mutua conforme al diseño de Dios.
📖 1 Corintios 7:2–3; Proverbios 18:22; Hebreos 13:4; Marcos 10:9
El matrimonio tiene varios propósitos según la Escritura:
La sexualidad dentro del matrimonio es parte del diseño de Dios, y la paternidad debe entenderse como un llamado a discipular, no solo a reproducir.
📖 Génesis 1:27–28; Salmo 127:3–5; 1 Pedro 3:7; 1 Corintios 7:5
Aunque las culturas varían en formas de ceremonia o prácticas legales, la definición esencial del matrimonio pertenece solo a Dios. No puede redefinirse legítimamente por consenso social, emoción, orientación sexual o ideologías humanas. Cualquier unión que niegue esta verdad no puede considerarse matrimonio bíblico.
El matrimonio es un testimonio viviente del diseño de Dios para la humanidad y Su plan redentor.
📖 Romanos 1:24–27; Levítico 18:22; Mateo 19:6; Hebreos 13:4
30.5 Ministros del evangelio: libertad para casarse o permanecer solteros
El matrimonio es una bendición y está abierto a todos los creyentes, incluidos los ministros del evangelio. Sin embargo, algunos son llamados por Dios a la soltería para dedicarse más plenamente al servicio del Reino. Ambas condiciones —matrimonio o celibato— son válidas y honrosas cuando se viven conforme a la voluntad de Dios.
📖 1 Corintios 7:7, 32–35; 1 Timoteo 3:2; Marcos 1:30
30.6 El divorcio y su lugar en la enseñanza bíblica
Aunque el matrimonio es un pacto permanente delante de Dios, la Escritura reconoce que en un mundo caído pueden darse rupturas trágicas. El divorcio no es la voluntad original de Dios, pero puede ser permitido en casos de infidelidad conyugal (Mateo 19:9) o abandono irreversible por parte del cónyuge incrédulo (1 Corintios 7:15). Estas excepciones no deben tomarse con ligereza, sino con discernimiento pastoral y arrepentimiento. Aun en tales casos, Dios puede restaurar, sanar y redimir.
📖 Malaquías 2:16; Mateo 19:3–9; 1 Corintios 7:10–15